Dudas des-nortadas
Vivo sin vivir en mí... He seguido, este verano calenturiento, los insultos, difamaciones y demás vómitos en e-norte en torno al concurso para la dirección de CGAC. Ha sido algo realmente lamentable. Justo y patético resultado de una "política de anonimato", esto es, de una voluntad cobarde que es incapaz de dar la cara. Se acusó, desde el principio, a Iñaki Martínez, director de MARCO, de manipular el concurso e incluso se llegó a pedir, en el colmo del delirio, que "dimitiera". A cada nombre propio (escasos) que aparecía se le lapidaba inmediatamente. Yo, lenguaraz genéticamente, me he dejado llevar o, para ser más preciso, he intervenido para evitar que calificaciones como "fascista" sean aplicadas de forma falaz o verdaderamente abyecta. Seguramente tendría que haberme callado pero no soy de los que les gusta ver como un amigo o alguien digno es zarandeado o, directamente, agredido. Lo peor de todo es que en ningún momento aparecían voces capaces de plantear un debate crítico. Cuando estaba todo perdido apareció, menos mal, uno que firmaba "cualquiera" que dijo cosas bastante sensatas. En más de 700 entradas consiguió sintetizarse el mal rollo, el resentimiento y la miseria moral. Una de las cosas más raras fue la repentina tendencia a lanzar elogios desmesurados a Antón Castro, considerado por alguno o algunos como el remedio de todos los males. Se reclamaba su presencia para "xantar", coordinar unas "xornadas" o, lisa y llanamente, "dar caña". En cuanto alguien cuestionaba esa estretegia de marketing directo era descalificado o mandado a tomar por saco. Verbosidad casposa y cajas destempladas. Tanta bazofia verbal ha llevado a los administrados a tirar la toalla y, según parece, el foro quedará en suspenso a partir de las decisiones sobre los concursos del MUSAC y el propio CGAC. Todos aquellos que tomaron e-norte como una especie de "Salsa Rosa" o "Aquí hay tomate" del mundo del arte español pierden una porción de placer morboso. Tendrán que buscar o construir otro vomitorio. Pienso que Bruno y Alfredo han hecho todos los esfuerzos y más para que la cosa no fuera tan penosa y, aunque el diván funcionaba bastante aceptablemente, los "psicóticos" no estaban dispuestos a participar ni de coña en la terapia. Ahora ya es demasiado tarde para las letanías y tampoco es oportuno buscar más culpables que los que enmascararon su desvergüenza. Ojalá el concurso del CGAC, bastante más correcto y serio que el del MUSAC (al que ya he calificado como "montaje"), sirva para mostrar que existe un ejercicio democrático que puede vehicularse a través de lo que se han calificado como "buenas prácticas". Todos aquellos que esperaban al Mesías o lanzaban sus improperios de forma gratuita tendrán, cuando el director elegido tome posesión, de plantearle, con una mínima organización racional, sus quejas, deseos y proyectos. Para aquellos que sigan manifestando patologías sectarias, homófobas o delirantes no existe gran esperanza.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario